martes, 21 de febrero de 2012

“Que investigara era muy mal visto por empresarios de la estirpe de Fortabat”

Martín Moreno, el hijo de Carlos Moreno relató cómo fue el secuestro de su padre cuando defendía a los trabajadores de Loma Negra. Está por comenzar el juicio a los responsables en una causa marcada por la connivencia empresarial con la dictadura.

 Entre declaraciones y testimonios van emergiendo algunas responsabilidades más entre militares de la ciudad de Olavarría, de donde era oriundo mi padre y donde crecimos nosotros. También surgieron complicidades civiles relacionadas con la empresa Loma Negra, en donde trabajaban todas las personas que él defendía”, contó Martín Moreno en Mañana Más, el programa que conducen Luciano Galende, Cynthia Ottaviano y Hernán Brienza en la mañana de Radio Nacional. Martín es hijo de Carlos Alberto Moreno, abogado que representaba a trabajadores de Loma Negra y que fue secuestrado y asesinado por la dictadura cívico militar.
La responsabilidad de dos civiles, dos hermanos que cedieron una quinta en Tandil y que funcionó como centro clandestino, y la cementera Loma Negra, de Amalia Lacroze de Fortabat son algunos de los ejes del juicio oral que empezará en Tandil por el secuestro y asesinato del letrado que en  abril de 1977 investigaba una enfermedad pulmonar que contraían los trabajadores del sector de embolsado de Loma Negra. A continuación, la entrevista realizada por Ottaviano.
 
–¿Cómo y a qué edad te enteraste de la historia de tu padre y desde cuándo te involucraste con la búsqueda de verdad?
–Siempre digo que desde que tengo conciencia supe la historia de mi padre y por sobre todo, la verdad de esa historia. Después hemos ido construyendo de a poco las particularidades pero siempre supe que a mi padre lo habían matado los militares. Eso ayudó a que todo sea más fácil y a que podamos dedicar toda la energía directamente a construir quién fue mi papá. Paralelamente, luchamos día a día para que se sepa la verdad y que los responsables de su muerte estén sentados frente a la justicia.
–¿Qué cosas ya están probadas con respecto al secuestro y al posterior asesinato y quiénes serían los responsables?
–Desde el día siguiente al asesinato de mi padre en el año 1977, hay muchas cosas probadas porque, en su momento, tomó intervención un juez penal que con gran valor pudo avanzar y tomar testimonio a testigos que habían presenciado cómo se escapó mi papá del lugar donde lo tenían secuestrado y cómo posteriormente miembros del personal militar lo volvieron a capturar para llevárselo y darle muerte. Gracias a eso, inmediatamente se supieron un montón de verdades sobre lo que había sucedido pero después, los militares y el mismo Estado se encargaron de ir poniendo trabas permanentes para que los responsables no paguen lo que hicieron. Ahora, la parte judicial se está llevando a cabo en Tandil y los imputados son tres militares y dos civiles. Los cinco están en prisión esperando que se desarrolle el juicio. Los dos civiles son los hermanos Emilio y Julio Méndez, unos personajes con una historia muy oscura en Tandil, y los tres militares son Julio Alberto Tommasi, Roque Italo Pappalardo y José Luis Ojeda quienes están directamente vinculados con el asesinato de mi padre.
–¿Cómo recibiste la noticia de la muerte de Amalia Lacroze de Fortabat, dueña de Loma Negra en ese momento?
–Con un poco de sorpresa porque se murió justo en este marco, en el momento en el que estaba siendo investigada su responsabilidad en la muerte de mi viejo. Mi padre era abogado de los trabajadores del gremio Asociación Obreros Mineros Argentinos y justamente estaba llevando a cabo una investigación sobre las condiciones insalubres a las que eran expuestos los  trabajadores. Obviamente que invetigara era muy mal visto por empresarios de la estirpe de Amalia Fortabat, ya que implicaba una transformación en los modos de producción que tenía, en este caso, la cementera Loma Negra y eso significaba tener que gastar plata en el bienestar de los empleados y menor ingreso para ellos. Evidentemente resultó más fácil matar a mi viejo que invertir en la transformación de los sistemas de producción de la empresa.
–¿Qué sería justicia, en este juicio oral?
–Mi viejo dio la vida por la justicia. A pesar de que pasaron 35 años siempre quisimos que los responsables de la muerte de mi padre tengan los derechos y garantías que no le dieron a él. Justicia es que se atraviese ese proceso y que a través de este se sepa absolutamente toda la verdad sobre quiénes fueron los autores materiales e intelectuales y por qué se lo llevaron a mi viejo. Queremos saber por qué lo mataron y que todos los responsables de esa muerte sean juzgados, porque el que las hace las paga.

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