El tribunal, integrado por los jueces Néstor Rubén Parra, Roberto Atilio Falcone y Mario Alberto Portela, continuaron este viernes por la tarde con la toma de declaraciones a los dos hijos y la hermana de Carlos Alberto Moreno. Emoción, tristeza y pedido para que la investigación no termine en los cinco detenidos.
Poco después de las 14, luego de desestimar la presencia de un testigo, e incorporar su palabra por expediente, el tribunal convocó a Martín Alberto Moreno, uno de los hijos del profesional abatido en la época de la dictadura
Estos son sus principales conceptos:
“A partir de su proyecto de familia en Olavarría que quedó trunco, nos quedó su legado, para que todo sea más justo, y para lograr vengar su muerte, otorgando todos los derechos y garantías que él no tuvo, a los responsables de su secuestro y muerte”.
“La vinculación con su trabajo y su militancia y su defensa por la libertad, por lo que pude leer en el expediente y la causa con relación surge a la defensa incansable por los derechos de los trabajadores mineros y casos que investigaba en ese momento, por investigaciones por enfermedades que padecían quienes se exponían al cemento”.
“Hay testigos que ven cuando salía de la cochera y llegaba al estudio jurídico, cuando lo reducen y lo meten en un R12 naranja. Después nos enteramos que lo ven en Tandil, donde estaba secuestrado. Tuve suerte de no ser un nieto buscado como tantos otros, porque cuando lo llevaron, estaba solo, y mi madre se había quedado en casa. Se supo que estuvo en una quinta de los Méndez, lugar que funcionó para secuestrar personas con ideales, como mi padre, que luchaba por la libertad”.
“Un vecino lo ve llegar con signos deplorables, pide que le avise que lo habían secuestrado, que le den un vaso de agua. Uno de los secuestradores, el cabo Ojeda, tiene un cruce de palabras con él, y en un rapto de lucidez pese a su estado, pide que se identifique, sale corriendo hacia las sierras, Ojeda le dispara varias veces sin pegarle, hasta que lo reducen cerca de una piedra, mientras la hija del dueño de esa casa iba a buscar más balas a pedido del cabo. Ahí lo golpean con una pala, y lo llevan de nuevo a la Quinta de los Méndez. Después nos enteramos de su muerte, cuando nos entregan el cuerpo en la morgue de La Plata”.
“No se quienes estaba con el vecino que vio todo, y los policías que allí se encontraban. En cuanto al teniente general Verdura, se que era vecino de mis padres, y que el día del secuestro de mi padre no estaba en la puerta de su casa el policía de guardia que había todos los días. Sin dudas que es otro de los interrogantes que tenemos. Uno de los momentos difíciles, luego de conocer su muerte fue cuando leímos el titular del diario El Popular, que decía “Carlos Alberto Moreno militante montonero especializado en explosivos fue abatido en Tandil”. Era un comunicado frío e inexacto del gobierno de facto de ese entonces”.
“Todos saben que mi padre tiene atributos rescatables, como ser solidario, familiero, no fue fácil crecer sin él. Entender porque no estaba. Tuve la suerte de poder armar la historia y que tengamos su cuerpo, eso ayudó mucho para saber la verdad. No recuerdo haber mentido nunca, siempre dije que lo habían matado los militares. Hubo en tiempo de democracia con distintas leyes tendientes a decir que lo que hacían nuestros viejos porque estaba mal y decían que no era bueno tener ideales. Esos eran escollos que fue poniendo el estado y ni hablar de los 90 con el indulto que intentó generar una pacificación, y realmente estoy convencido que NO PUEDE HABER PAZ, SIN JUSTICIA”
“Hoy estoy frente a los asesinos de mi padre, a los responsables en general, porque la familia sufrió mucho su ausencia. No lo juzgo a mi viejo, lo entiendo, su lucha y elección de vida, me genera orgullo. Su vida me marcó y mucho, pese a su ausencia, aprendí a ser padre sin tenerlo. Me deja tranquilo que sean colegas suyos los que nos ayuden a hacer justicia. La verdad de lo ocurrido la tienen los que estuvieron allí, los que decidieron su secuestro y muerte. Espero que sepan que estos “atorrantes” como identificó mi viejo, perejiles funcionales a un poder económico que les ordeno o no que hagan lo hicieron con mi padre sigan viviendo noches como la de ayer, en cerrados sin poder ver la luz de la libertad”.
“Pido justicia, la región necesita justicia, en Olavarría, en Tandil, por las familias, los hijos, para poder explicarles sanamente lo que ocurrió con su abuelo. No todo es lo mismo, el que la hace la paga, todos necesitamos justicia. Le pido al tribunal que dentro de sus posibilidades que no nos quedemos solo con los perejiles y que se profundice la investigación para llegar a la verdad, porque estoy convencido que estos cinco imputados no son los únicos que tuvieron que ver con la muerte de mi papá”.
Poco después de las 14, luego de desestimar la presencia de un testigo, e incorporar su palabra por expediente, el tribunal convocó a Martín Alberto Moreno, uno de los hijos del profesional abatido en la época de la dictadura
Estos son sus principales conceptos:
“A partir de su proyecto de familia en Olavarría que quedó trunco, nos quedó su legado, para que todo sea más justo, y para lograr vengar su muerte, otorgando todos los derechos y garantías que él no tuvo, a los responsables de su secuestro y muerte”.
“La vinculación con su trabajo y su militancia y su defensa por la libertad, por lo que pude leer en el expediente y la causa con relación surge a la defensa incansable por los derechos de los trabajadores mineros y casos que investigaba en ese momento, por investigaciones por enfermedades que padecían quienes se exponían al cemento”.
“Hay testigos que ven cuando salía de la cochera y llegaba al estudio jurídico, cuando lo reducen y lo meten en un R12 naranja. Después nos enteramos que lo ven en Tandil, donde estaba secuestrado. Tuve suerte de no ser un nieto buscado como tantos otros, porque cuando lo llevaron, estaba solo, y mi madre se había quedado en casa. Se supo que estuvo en una quinta de los Méndez, lugar que funcionó para secuestrar personas con ideales, como mi padre, que luchaba por la libertad”.
“Un vecino lo ve llegar con signos deplorables, pide que le avise que lo habían secuestrado, que le den un vaso de agua. Uno de los secuestradores, el cabo Ojeda, tiene un cruce de palabras con él, y en un rapto de lucidez pese a su estado, pide que se identifique, sale corriendo hacia las sierras, Ojeda le dispara varias veces sin pegarle, hasta que lo reducen cerca de una piedra, mientras la hija del dueño de esa casa iba a buscar más balas a pedido del cabo. Ahí lo golpean con una pala, y lo llevan de nuevo a la Quinta de los Méndez. Después nos enteramos de su muerte, cuando nos entregan el cuerpo en la morgue de La Plata”.
“No se quienes estaba con el vecino que vio todo, y los policías que allí se encontraban. En cuanto al teniente general Verdura, se que era vecino de mis padres, y que el día del secuestro de mi padre no estaba en la puerta de su casa el policía de guardia que había todos los días. Sin dudas que es otro de los interrogantes que tenemos. Uno de los momentos difíciles, luego de conocer su muerte fue cuando leímos el titular del diario El Popular, que decía “Carlos Alberto Moreno militante montonero especializado en explosivos fue abatido en Tandil”. Era un comunicado frío e inexacto del gobierno de facto de ese entonces”.
“Todos saben que mi padre tiene atributos rescatables, como ser solidario, familiero, no fue fácil crecer sin él. Entender porque no estaba. Tuve la suerte de poder armar la historia y que tengamos su cuerpo, eso ayudó mucho para saber la verdad. No recuerdo haber mentido nunca, siempre dije que lo habían matado los militares. Hubo en tiempo de democracia con distintas leyes tendientes a decir que lo que hacían nuestros viejos porque estaba mal y decían que no era bueno tener ideales. Esos eran escollos que fue poniendo el estado y ni hablar de los 90 con el indulto que intentó generar una pacificación, y realmente estoy convencido que NO PUEDE HABER PAZ, SIN JUSTICIA”
“Hoy estoy frente a los asesinos de mi padre, a los responsables en general, porque la familia sufrió mucho su ausencia. No lo juzgo a mi viejo, lo entiendo, su lucha y elección de vida, me genera orgullo. Su vida me marcó y mucho, pese a su ausencia, aprendí a ser padre sin tenerlo. Me deja tranquilo que sean colegas suyos los que nos ayuden a hacer justicia. La verdad de lo ocurrido la tienen los que estuvieron allí, los que decidieron su secuestro y muerte. Espero que sepan que estos “atorrantes” como identificó mi viejo, perejiles funcionales a un poder económico que les ordeno o no que hagan lo hicieron con mi padre sigan viviendo noches como la de ayer, en cerrados sin poder ver la luz de la libertad”.
“Pido justicia, la región necesita justicia, en Olavarría, en Tandil, por las familias, los hijos, para poder explicarles sanamente lo que ocurrió con su abuelo. No todo es lo mismo, el que la hace la paga, todos necesitamos justicia. Le pido al tribunal que dentro de sus posibilidades que no nos quedemos solo con los perejiles y que se profundice la investigación para llegar a la verdad, porque estoy convencido que estos cinco imputados no son los únicos que tuvieron que ver con la muerte de mi papá”.
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